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La verdad sobre el habeas corpus de la "reforma" constitucional
El Proyecto de Reforma Constitucional del gobierno cubano plantea otorgar rango constitucional al habeas corpus. Regresaría esta garantía de los derechos individuales al magno texto, luego de ser eliminada por la Constitución de 1976, ya que la Constitución de 1940 le había dado tal estatus. Sin embargo, la redacción propuesta es sumamente mediocre, pues permitiría la continuación de la política seguida con el habeas corpus hasta el presente por la Ley de Procedimiento Penal. Allí el habeas corpus se declara sin lugar en caso de que exista auto o sentencia contra la persona cuya libertad se reclama.
El Proyecto de Reforma Constitucional de la MUAD, que se puede solicitar escribiendo al correo constitucionmuad2018@gmail.com, plantea asimismo el reconocimiento constitucional del habeas corpus pero restableciendo la redacción que sobre el mismo hizo la Constitución de 1940 en su artículo artículo 29, reproducido a continuación:
"Art. 29 Todo el que se encuentre detenido o preso fuera de los casos o sin las formalidades y garantías que prevean la Constitución y las Leyes, será puesto en libertad, a petición suya o de cualquier otra persona, sin necesidad de poder ni de dirección letrada mediante o sumarísimo procedimiento de habeas corpus ante los tribunales ordinarios de justicia.
El Tribunal Supremo no podrá dedicar su jurisdicción ni admitir cuestiones de competencia en ningún caso ni por motivo alguno, ni aplazar su resolución que será preferente a cualquier otro asunto. Es absolutamente obligatoria la presentación ante el Tribunal que haya expedido el habeas corpus de toda persona detenida o presa, cualquiera que sea la autoridad o funcionario, persona o entidad que la retenga, sin que pueda alegarse obediencia debida.
Serán nulas, y así lo declarará de oficio la autoridad judicial cuantas disposiciones impidan o retarden la presentación de la persona privada de libertad, así como las que produzcan cualquier dilación en el procedimiento de hábeas corpus.
Cuando el detenido o preso no fuere presentado ante el Tribunal que conozca de habeas corpus, éste decretará la detención del infractor, el que será juzgado de acuerdo con lo que disponga la Ley.
Los jueces o magistrados que se negasen a admitir la solicitud de mandamiento de habeas corpus, o no cumplieren las demás disposiciones de este artículo, serán separados de sus respectivos cargos por la Sala de Gobierno del Tribunal Supremo."
Además, la Constitución de 1940 preveía que aquella solicitud de habeas corpus que no fuera dada con lugar, si aun el solicitante lo juzgaba inconstitucional, podía presentarlo ante el Tribunal de Garantías Constitucionales y Sociales, que reclaman en la actualidad los juristas cubanos, la sociedad civil y los activistas políticos, pero sobre el que el Proyecto oficial ha hecho silencio.
Decía al respecto la Constitución de 1940 en su artículo 182 inciso c):
"El Tribunal de Garantías Constitucionales y Sociales, es competente para conocer de los siguientes asuntos:
c) Los recursos de habeas corpus por vía de apelación cuando haya sido ineficaz la reclamación ante otras autoridades o tribunales."
Es muy importante que sepamos qué es el HC y su importancia para nuestras libertades.
Boris González Arenas, 1 de agosto de 2018, La Habana
El Proyecto de Reforma Constitucional de la MUAD, que se puede solicitar escribiendo al correo constitucionmuad2018@gmail.com, plantea asimismo el reconocimiento constitucional del habeas corpus pero restableciendo la redacción que sobre el mismo hizo la Constitución de 1940 en su artículo artículo 29, reproducido a continuación:
"Art. 29 Todo el que se encuentre detenido o preso fuera de los casos o sin las formalidades y garantías que prevean la Constitución y las Leyes, será puesto en libertad, a petición suya o de cualquier otra persona, sin necesidad de poder ni de dirección letrada mediante o sumarísimo procedimiento de habeas corpus ante los tribunales ordinarios de justicia.
El Tribunal Supremo no podrá dedicar su jurisdicción ni admitir cuestiones de competencia en ningún caso ni por motivo alguno, ni aplazar su resolución que será preferente a cualquier otro asunto. Es absolutamente obligatoria la presentación ante el Tribunal que haya expedido el habeas corpus de toda persona detenida o presa, cualquiera que sea la autoridad o funcionario, persona o entidad que la retenga, sin que pueda alegarse obediencia debida.
Serán nulas, y así lo declarará de oficio la autoridad judicial cuantas disposiciones impidan o retarden la presentación de la persona privada de libertad, así como las que produzcan cualquier dilación en el procedimiento de hábeas corpus.
Cuando el detenido o preso no fuere presentado ante el Tribunal que conozca de habeas corpus, éste decretará la detención del infractor, el que será juzgado de acuerdo con lo que disponga la Ley.
Los jueces o magistrados que se negasen a admitir la solicitud de mandamiento de habeas corpus, o no cumplieren las demás disposiciones de este artículo, serán separados de sus respectivos cargos por la Sala de Gobierno del Tribunal Supremo."
Además, la Constitución de 1940 preveía que aquella solicitud de habeas corpus que no fuera dada con lugar, si aun el solicitante lo juzgaba inconstitucional, podía presentarlo ante el Tribunal de Garantías Constitucionales y Sociales, que reclaman en la actualidad los juristas cubanos, la sociedad civil y los activistas políticos, pero sobre el que el Proyecto oficial ha hecho silencio.
Decía al respecto la Constitución de 1940 en su artículo 182 inciso c):
"El Tribunal de Garantías Constitucionales y Sociales, es competente para conocer de los siguientes asuntos:
c) Los recursos de habeas corpus por vía de apelación cuando haya sido ineficaz la reclamación ante otras autoridades o tribunales."
Es muy importante que sepamos qué es el HC y su importancia para nuestras libertades.
Boris González Arenas, 1 de agosto de 2018, La Habana
La nueva Constitución cubana: sus cuatro desafíos
Manuel Cuesta Morúa
10 de julio de 2018
¿Serán resueltos los cuatro desafíos clave de la presidencia de Miguel Díaz Canel? La pregunta no es retórica. Su presidencia debe dilucidar si por fin el Estado representará a la nación o si seguirá siendo el rehén civil de una ideología vivida con más cinismo que contenido.
Parece que no. “Raúl Castro encabezará las decisiones de mayor trascendencia para el presente y futuro de la nación.” dijo Díaz Canel en su discurso de toma de posesión el 19 de abril de 2018; encargado de informar desde la Asamblea Nacional el tipo de anuncio que se debe hacer desde el comité central del partido comunista. Así este encabezará la comisión encargada del anteproyecto de la nueva Constitución.
Raúl Castro, por su parte, expresó de Díaz Canel: “Es el único sobreviviente”, de un grupo de jóvenes que se visualizaban en su época para asumir el relevo en el poder, y su ascenso “no es una casualidad, se previó”, dando a conocer en la Asamblea Nacional lo que fue decidido en otro lugar: el buró político del partido comunista. Con total descuido de las formas y el lenguaje democráticos, por cierto. Comienza así la primera regencia mundial del siglo XXI.
El poder sigue siendo simbiótico en términos políticos, y contiguo en el espacio físico. El cambio de generaciones, que es real a todos los efectos biológicos, simbólicos y sociológicos, insiste en afirmar en los hechos lo que constituye una contradicción lógica que los sacrifica: la continuidad generacional.
Lo que por demás genera una lectura ilusoria, y falsa, sobre la realidad. La generación que triunfó en 1959 ha experimentado una cantidad sucesiva de rupturas con su discurso, y entre su discurso y la realidad, que cabría preguntarse a qué le dará continuidad la tercera generación que ahora asume la representación del poder. ¿Dará continuidad a las reformas o a las contrarreformas? Porque ambas, marchas y contramarchas, ideología y pragmatismo, reacción y avances, represión y tolerancias locales hicieron tendencia en la vieja generación que abandona sin muchas ganas. La mayoría de estas idas y venidas han marcado un trayecto sucesivo de derecha a izquierda, de izquierda a derecha, del neoliberalismo a la ultraizquierda, del populismo al corporativismo en las que la única constante ha sido el control del poder y del espacio público por el partido único.
La cuestión entonces no es la de la continuidad generacional, sino la del margen de experimentación y de errores excusables que les está permitido a la generación que asume.
Pero, yendo a lo fundamental, las decisiones de cómo administrar parecen quedar en exclusividad del lado del poder ideológico, el partido comunista, ―que no domina desde la ideología misma sino desde el freno a las ideas― y las decisiones sobre lo que se administra del lado del Estado, que no puede gestionar bienes creados sino rentas extraídas tanto al capital extranjero como a la pequeña empresa privada.
¿Cuáles son las matrices en disputa? La de un modelo extractivo, en la que el Estado, bajo la vigilancia del partido comunista, trata de obtener la mayor cantidad de rentas posibles ―como ha sido hasta ahora―, frente a la de un modelo productivo en la que un Estado moderno debería garantizar las cuatro modernizaciones pendientes en Cuba: la de la economía, la de la sociedad, la de la política y la del derecho. Esta última una premisa de la modernización política misma.
Esta contradicción se empezó a decidir el 2 de junio con el anuncio de una nueva Constitución para Cuba. Un proceso de capital importancia. Estoy entre los que creen, parafraseando al liberal francés Guy Sorman, que el subdesarrollo, o el desarrollo, están en las instituciones. O lo que es lo mismo: en la mente.
El subdesarrollo de Cuba nada tiene que ver con la carencia de recursos naturales, de hecho la economía es la ciencia de los recursos limitados, ni con la ausencia de imaginación creativa sino con el tipo de instituciones que se nos impusieron. Tanto el carisma des institucionalizado como el control ideológico de la sociedad son instituciones contra productivas. En este sentido, nuestro subdesarrollo fue electivo. Es el resultado de una elección racional. La explicación más cercana de por qué técnicamente estuvimos en condiciones de enseñar a cultivar café al segundo exportador mundial, Vietnam, mientras nosotros tenemos que importarlo.
La resolución del cuádruple desafío: qué país vamos a tener (la combinación de infraestructura económica, tecnológica y de servicios al mayor nivel de desarrollo posible); qué nación podemos reconstruir (la convivencia cívica de la pluralidad en un espacio pos ideológico), qué Estado es necesario (la relación política entre instituciones y ciudadanos en un espacio pre ideológico) y qué democracia demandamos (el modelo relacionado de participación y representación en las estructuras e instituciones de poder) depende del tipo y la calidad de Constitución política que surja de este proceso.
¿Cuáles son las posibilidades de que este proceso culmine en un Estado de derecho o reproduzca al Estado ideológico que hemos tenido siempre?
Raúl Castro, el constitucionalista en jefe, dejó clara la pretensión del partido comunista: llegar a una nueva Constitución que deje intactos el comentario agregado al Artículo 3 de la Constitución actual, el que se refiere a la residencia de la soberanía, y que petrifica el carácter “irreversible del socialismo”, y el Artículo 5, que establece la supremacía del partido comunista. Con ello establece un límite político, insisto que no ideológico, que hace regresar el proceso constitucionalista a una etapa previa al constitucionalismo. El constitucionalismo nace para ensanchar hacia abajo los espacios políticos y para cambiar la naturaleza en la relación entre gobernantes y gobernados, a favor de estos últimos. Proponer una nueva Constitución estableciendo una frontera política es destruir la naturaleza del constitucionalismo que intenta precisamente definir nuevas fronteras políticas.
Por otra parte, la nueva Constitución nacerá sin constituyente. Surge, como la de 1976, del partido comunista, hoy reforzado desde el Estado; partido que sigue determinando quién pertenece legítimamente a la nación. Una Constitución nacida de este modo vicia su legitimidad porque reduce su alcance sobre los ciudadanos que no profesan el pretendido híbrido doctrinal entre José Martí, Carlos Marx, Federico Engels y Vladimir Ilich Ulianov, y establece con ellos una relación discriminatorio-punitiva por naturaleza.
Pero el problema mayor de una nueva Constitución sin constituyente es que surge sin soberano. A diferencia de la de 1976, resultado de una sostenida ola revolucionaria que se institucionaliza ―la doctrina manida de la revolución como fuente de derecho―, la que se nos promete ahora desconoce al soberano para reinventar unas reglas del juego que nacen en la representación y no en el origen de esa representación: el pueblo o los ciudadanos. Por aquí se viene abajo toda la doctrina del constitucionalismo moderno que dice que el soberano es la base y no la consecuencia de todo Estado constitucional.
Un retroceso semejante tanto respecto de la tradición constitucionalista cubana, fundada en el constitucionalismo liberal, como del llamado Nuevo Constitucionalismo Latinoamericano, que la universidad de Valencia, España, inventó para los países de la Alianza Bolivariana para las Américas (ALBA), y que hizo nacer las nuevas constituciones de una convocatoria popular, no parece abrirá las posibilidades de que con la nueva Constitución lleguemos a un Estado de derecho.
En este sentido resulta curioso, y preocupante, que, sin mucha presencia en el debate público, el gobierno cubano tome a la Constitución de 1940 como referencia del actual proceso constitucional. Además de un reflejo del poco entendimiento de cómo opera la tradición cultural en la formación de las instituciones, el uso retórico de esa Constitución se inscribe, tal y como lo describe el pensador esloveno Slavok Cisejk, en esa expresión del cinismo según la cual el político asume como propio lo que le niega, en una fuga hacia delante que le garantiza control y petrificación de la sociedad que pretende dominar, desconociendo sin pudor las fuentes de su origen. Es importante recordar que la Constitución de 1940 nació de una constituyente, en la que por cierto habían mujeres, reflejó la pluralidad social y política del momento, respetó la lógica de un proceso de esa naturaleza: primero la Constitución y después la representación, y fue el fruto de una deliberación sin precedentes en la que los ciudadanos estaban involucrados diaria y permanentemente a través de la radio.
¿Por qué un proceso nacido en la cúpula de un partido intenta recuperar y utilizar un proceso nacido de la nación?
Visto desde un ángulo más importante estamos ante un serio tema de legitimidad. Miguel Díaz Canel no llega al poder ni mediante una revolución ni a través de una elección. Un origen vacío de poder que se estrena cambiando las reglas del juego de la convivencia nacional, sin tiempo para lograr la legitimación por funciones y por resultados que requeriría, y que reproduce desde la presidencia otorgada el tipo de poder que sus predecesores emplearon sin sufrir una contestación eficaz a su poder: la represión a secas.
Es por eso que la nueva Constitución requiere que la soberanía sea recuperada para el proceso, desde abajo, para convertir la oportunidad en una oportunidad de reinvención ciudadana, de abrir la discusión de la necesidad de un Estado de derecho y de elegir instituciones pensadas y concebidas para que Cube empiece a entrar por fin al lugar que nos pertenece: el primer mundo. Esa es la Propuesta2020 de la Mesa de Unidad de Acción Democrática.
10 de julio de 2018
¿Serán resueltos los cuatro desafíos clave de la presidencia de Miguel Díaz Canel? La pregunta no es retórica. Su presidencia debe dilucidar si por fin el Estado representará a la nación o si seguirá siendo el rehén civil de una ideología vivida con más cinismo que contenido.
Parece que no. “Raúl Castro encabezará las decisiones de mayor trascendencia para el presente y futuro de la nación.” dijo Díaz Canel en su discurso de toma de posesión el 19 de abril de 2018; encargado de informar desde la Asamblea Nacional el tipo de anuncio que se debe hacer desde el comité central del partido comunista. Así este encabezará la comisión encargada del anteproyecto de la nueva Constitución.
Raúl Castro, por su parte, expresó de Díaz Canel: “Es el único sobreviviente”, de un grupo de jóvenes que se visualizaban en su época para asumir el relevo en el poder, y su ascenso “no es una casualidad, se previó”, dando a conocer en la Asamblea Nacional lo que fue decidido en otro lugar: el buró político del partido comunista. Con total descuido de las formas y el lenguaje democráticos, por cierto. Comienza así la primera regencia mundial del siglo XXI.
El poder sigue siendo simbiótico en términos políticos, y contiguo en el espacio físico. El cambio de generaciones, que es real a todos los efectos biológicos, simbólicos y sociológicos, insiste en afirmar en los hechos lo que constituye una contradicción lógica que los sacrifica: la continuidad generacional.
Lo que por demás genera una lectura ilusoria, y falsa, sobre la realidad. La generación que triunfó en 1959 ha experimentado una cantidad sucesiva de rupturas con su discurso, y entre su discurso y la realidad, que cabría preguntarse a qué le dará continuidad la tercera generación que ahora asume la representación del poder. ¿Dará continuidad a las reformas o a las contrarreformas? Porque ambas, marchas y contramarchas, ideología y pragmatismo, reacción y avances, represión y tolerancias locales hicieron tendencia en la vieja generación que abandona sin muchas ganas. La mayoría de estas idas y venidas han marcado un trayecto sucesivo de derecha a izquierda, de izquierda a derecha, del neoliberalismo a la ultraizquierda, del populismo al corporativismo en las que la única constante ha sido el control del poder y del espacio público por el partido único.
La cuestión entonces no es la de la continuidad generacional, sino la del margen de experimentación y de errores excusables que les está permitido a la generación que asume.
Pero, yendo a lo fundamental, las decisiones de cómo administrar parecen quedar en exclusividad del lado del poder ideológico, el partido comunista, ―que no domina desde la ideología misma sino desde el freno a las ideas― y las decisiones sobre lo que se administra del lado del Estado, que no puede gestionar bienes creados sino rentas extraídas tanto al capital extranjero como a la pequeña empresa privada.
¿Cuáles son las matrices en disputa? La de un modelo extractivo, en la que el Estado, bajo la vigilancia del partido comunista, trata de obtener la mayor cantidad de rentas posibles ―como ha sido hasta ahora―, frente a la de un modelo productivo en la que un Estado moderno debería garantizar las cuatro modernizaciones pendientes en Cuba: la de la economía, la de la sociedad, la de la política y la del derecho. Esta última una premisa de la modernización política misma.
Esta contradicción se empezó a decidir el 2 de junio con el anuncio de una nueva Constitución para Cuba. Un proceso de capital importancia. Estoy entre los que creen, parafraseando al liberal francés Guy Sorman, que el subdesarrollo, o el desarrollo, están en las instituciones. O lo que es lo mismo: en la mente.
El subdesarrollo de Cuba nada tiene que ver con la carencia de recursos naturales, de hecho la economía es la ciencia de los recursos limitados, ni con la ausencia de imaginación creativa sino con el tipo de instituciones que se nos impusieron. Tanto el carisma des institucionalizado como el control ideológico de la sociedad son instituciones contra productivas. En este sentido, nuestro subdesarrollo fue electivo. Es el resultado de una elección racional. La explicación más cercana de por qué técnicamente estuvimos en condiciones de enseñar a cultivar café al segundo exportador mundial, Vietnam, mientras nosotros tenemos que importarlo.
La resolución del cuádruple desafío: qué país vamos a tener (la combinación de infraestructura económica, tecnológica y de servicios al mayor nivel de desarrollo posible); qué nación podemos reconstruir (la convivencia cívica de la pluralidad en un espacio pos ideológico), qué Estado es necesario (la relación política entre instituciones y ciudadanos en un espacio pre ideológico) y qué democracia demandamos (el modelo relacionado de participación y representación en las estructuras e instituciones de poder) depende del tipo y la calidad de Constitución política que surja de este proceso.
¿Cuáles son las posibilidades de que este proceso culmine en un Estado de derecho o reproduzca al Estado ideológico que hemos tenido siempre?
Raúl Castro, el constitucionalista en jefe, dejó clara la pretensión del partido comunista: llegar a una nueva Constitución que deje intactos el comentario agregado al Artículo 3 de la Constitución actual, el que se refiere a la residencia de la soberanía, y que petrifica el carácter “irreversible del socialismo”, y el Artículo 5, que establece la supremacía del partido comunista. Con ello establece un límite político, insisto que no ideológico, que hace regresar el proceso constitucionalista a una etapa previa al constitucionalismo. El constitucionalismo nace para ensanchar hacia abajo los espacios políticos y para cambiar la naturaleza en la relación entre gobernantes y gobernados, a favor de estos últimos. Proponer una nueva Constitución estableciendo una frontera política es destruir la naturaleza del constitucionalismo que intenta precisamente definir nuevas fronteras políticas.
Por otra parte, la nueva Constitución nacerá sin constituyente. Surge, como la de 1976, del partido comunista, hoy reforzado desde el Estado; partido que sigue determinando quién pertenece legítimamente a la nación. Una Constitución nacida de este modo vicia su legitimidad porque reduce su alcance sobre los ciudadanos que no profesan el pretendido híbrido doctrinal entre José Martí, Carlos Marx, Federico Engels y Vladimir Ilich Ulianov, y establece con ellos una relación discriminatorio-punitiva por naturaleza.
Pero el problema mayor de una nueva Constitución sin constituyente es que surge sin soberano. A diferencia de la de 1976, resultado de una sostenida ola revolucionaria que se institucionaliza ―la doctrina manida de la revolución como fuente de derecho―, la que se nos promete ahora desconoce al soberano para reinventar unas reglas del juego que nacen en la representación y no en el origen de esa representación: el pueblo o los ciudadanos. Por aquí se viene abajo toda la doctrina del constitucionalismo moderno que dice que el soberano es la base y no la consecuencia de todo Estado constitucional.
Un retroceso semejante tanto respecto de la tradición constitucionalista cubana, fundada en el constitucionalismo liberal, como del llamado Nuevo Constitucionalismo Latinoamericano, que la universidad de Valencia, España, inventó para los países de la Alianza Bolivariana para las Américas (ALBA), y que hizo nacer las nuevas constituciones de una convocatoria popular, no parece abrirá las posibilidades de que con la nueva Constitución lleguemos a un Estado de derecho.
En este sentido resulta curioso, y preocupante, que, sin mucha presencia en el debate público, el gobierno cubano tome a la Constitución de 1940 como referencia del actual proceso constitucional. Además de un reflejo del poco entendimiento de cómo opera la tradición cultural en la formación de las instituciones, el uso retórico de esa Constitución se inscribe, tal y como lo describe el pensador esloveno Slavok Cisejk, en esa expresión del cinismo según la cual el político asume como propio lo que le niega, en una fuga hacia delante que le garantiza control y petrificación de la sociedad que pretende dominar, desconociendo sin pudor las fuentes de su origen. Es importante recordar que la Constitución de 1940 nació de una constituyente, en la que por cierto habían mujeres, reflejó la pluralidad social y política del momento, respetó la lógica de un proceso de esa naturaleza: primero la Constitución y después la representación, y fue el fruto de una deliberación sin precedentes en la que los ciudadanos estaban involucrados diaria y permanentemente a través de la radio.
¿Por qué un proceso nacido en la cúpula de un partido intenta recuperar y utilizar un proceso nacido de la nación?
Visto desde un ángulo más importante estamos ante un serio tema de legitimidad. Miguel Díaz Canel no llega al poder ni mediante una revolución ni a través de una elección. Un origen vacío de poder que se estrena cambiando las reglas del juego de la convivencia nacional, sin tiempo para lograr la legitimación por funciones y por resultados que requeriría, y que reproduce desde la presidencia otorgada el tipo de poder que sus predecesores emplearon sin sufrir una contestación eficaz a su poder: la represión a secas.
Es por eso que la nueva Constitución requiere que la soberanía sea recuperada para el proceso, desde abajo, para convertir la oportunidad en una oportunidad de reinvención ciudadana, de abrir la discusión de la necesidad de un Estado de derecho y de elegir instituciones pensadas y concebidas para que Cube empiece a entrar por fin al lugar que nos pertenece: el primer mundo. Esa es la Propuesta2020 de la Mesa de Unidad de Acción Democrática.
NO SE PUEDE HACER UN ANTEPROYECTO CONSTITUCIONAL CON PROCEDIMIENTOS MILITARES
Marlene Azor Hernández
CUBAENCUENTRO
09/07/2018
Un mes después de creada la Comisión constitucional en el Parlamento, el CC del PCC aprueba un Anteproyecto de Constitución
Los procedimientos del PCC hasta el momento siguen siendo militares: de ordeno y mando. El Buró político aprobó un documento secreto sobre la reforma constitucional, los medios oficiales nos anuncian la creación de una Comisión constitucional que trabajó en los “preceptos” (las órdenes a los subordinados y súbditos) durante el pasado mes, y hace unos días Cubadebate informa que ya existe un Anteproyecto de Constitución aprobado por el Comité Central del Partido único. La ciudadanía interesada, militantes y no militantes del partido, no han tenido acceso al contenido del Anteproyecto. De espaldas a la ciudadanía, la cúpula del partido decidió ya el contenido del Anteproyecto que será aprobado por el Parlamento cubano el próximo 21 de julio, seguramente por unanimidad como nos tiene acostumbrados el régimen político cubano.
Con razón, foristas de Cubadebate.cu reclamaron que se publicara el Anteproyecto de manera inmediata y sobre todo que hubiera una consulta popular antes de ser aprobado por el Parlamento. Una vez aprobado por la Asamblea Nacional del Poder popular, pocos cambios podrían hacerse por ser el máximo órgano legislativo del país. Esa es la coyunda contra la participación ciudadana.
Lloverán las reformas de punto y seguido, comas, punto y coma y una palabra por acá y otra por allá como ya es habitual en las más “intensas” discusiones que se hayan realizado en el Parlamento cubano en los últimos 40 años.
Hasta este momento el procedimiento es ilegal e ilegítimo.
Cuando un Anteproyecto de Constitución se prepara en un mes, o ya estaba preparada de antemano de espaldas a la ciudadanía, o los cambios serán tan cosméticos que puede estar lista en ese breve tiempo. En ambas situaciones nace ilegítima la nueva Constitución.
Los magros derechos humanos reflejados en la actual Constitución cubana no se cumplen. A eso dedicaré los próximos artículos. En la nueva Constitución, los derechos humanos y sus garantías siguen siendo un secreto.
CUBAENCUENTRO
09/07/2018
Un mes después de creada la Comisión constitucional en el Parlamento, el CC del PCC aprueba un Anteproyecto de Constitución
Los procedimientos del PCC hasta el momento siguen siendo militares: de ordeno y mando. El Buró político aprobó un documento secreto sobre la reforma constitucional, los medios oficiales nos anuncian la creación de una Comisión constitucional que trabajó en los “preceptos” (las órdenes a los subordinados y súbditos) durante el pasado mes, y hace unos días Cubadebate informa que ya existe un Anteproyecto de Constitución aprobado por el Comité Central del Partido único. La ciudadanía interesada, militantes y no militantes del partido, no han tenido acceso al contenido del Anteproyecto. De espaldas a la ciudadanía, la cúpula del partido decidió ya el contenido del Anteproyecto que será aprobado por el Parlamento cubano el próximo 21 de julio, seguramente por unanimidad como nos tiene acostumbrados el régimen político cubano.
Con razón, foristas de Cubadebate.cu reclamaron que se publicara el Anteproyecto de manera inmediata y sobre todo que hubiera una consulta popular antes de ser aprobado por el Parlamento. Una vez aprobado por la Asamblea Nacional del Poder popular, pocos cambios podrían hacerse por ser el máximo órgano legislativo del país. Esa es la coyunda contra la participación ciudadana.
Lloverán las reformas de punto y seguido, comas, punto y coma y una palabra por acá y otra por allá como ya es habitual en las más “intensas” discusiones que se hayan realizado en el Parlamento cubano en los últimos 40 años.
Hasta este momento el procedimiento es ilegal e ilegítimo.
- Ilegal por que no se apega a la ley vigente que no regula estos procedimientos para hacer una nueva Constitución. Es decir, ninguna ley cubana establece que es el Buró político del PCC quien elabora un documento secreto de reformas constitucionales y se la pasa al Parlamento para su aprobación sin que la ciudadanía conozca su contenido. Esto es “uso y costumbre” pero no está legislado y ya sabemos el abismo que puede existir entre la ley y sus arbitrarias y discrecionales interpretaciones además de sus arbitrarias aplicaciones en Cuba. Los “preceptos” de una Constitución no pueden ser de un partido político sino de la ciudadanía que es el soberano que contiene legalmente y legítimamente la soberanía nacional.
- Es ilegal e ilegítimo el procedimiento porque el Anteproyecto es desconocido por la población, la ciudadanía no ha podido expresarse, la opinión pública sigue amordazada, y se impone una estructura institucional no consultada. El desiderátum del PCC sobre su papel de vanguardia en la sociedad cubana no ha sido consultado y discutido con la población y la irrevocabilidad del socialismo tampoco ha sido motivo de discusión y consulta popular. A no ser que se entienda como válida la coyunda política y económica (el 70 % de la población empleada esta de rehén en las empresas estatales) que realizó el régimen en el 2002, casa por casa, método de control social conforme al ABC de una dictadura totalitaria.
- Es ilegal e ilegítimo porque quien define la agenda es quien detenta el poder, según el sociólogo marxista Tom Bottomore, y en este caso la definición de la agenda de discusión pertenece al Buró político del PCC. Cualquier “legalidad” bajo estas condiciones no es válida, las dictaduras totalitarias se dan la “legalidad” que les apetece en correspondencia con sus intereses y las botas de sus militares. Eso las distingue de las sociedades democráticas. No es un problema “cultural” de maneras diferentes de darse un ordenamiento jurídico, es un problema del régimen político que se impone bajo la omnipresencia de la policía política cubana y la represión pautada contra todo tipo de discrepancia económica, social, cultural, cívica y política.
Cuando un Anteproyecto de Constitución se prepara en un mes, o ya estaba preparada de antemano de espaldas a la ciudadanía, o los cambios serán tan cosméticos que puede estar lista en ese breve tiempo. En ambas situaciones nace ilegítima la nueva Constitución.
Los magros derechos humanos reflejados en la actual Constitución cubana no se cumplen. A eso dedicaré los próximos artículos. En la nueva Constitución, los derechos humanos y sus garantías siguen siendo un secreto.
Manuel Cuesta Morúa de la MUAD y #Otro18 presenta la Propuesta2020 que busca participación desde abajo para las reformas a Constitución Cubana
COMUNICADO DE PRENSA: MUAD PROMUEVE PROYECTO PARA PARTICIPACION CUIDADANA EN REFORMAS A LA CONSTITUCION CUBANA

Propuesta2020
Presentación
El presidente de los Consejos de Estado y de Ministros expresó el pasado 2 de junio en la sesión extraordinaria de la Asamblea Nacional, a propósito de la convocatoria para el anteproyecto de nueva Constitución cubana, que en este proceso, y citamos, el pueblo es “órgano constituyente”.
Por primera vez en 78 años, los ciudadanos cubanos tenemos la oportunidad de hacer realidad esta capacidad de poder constituyente, si ejercemos nuestra soberanía autónoma, “de la cual dimana todo el poder del Estado”, según el Artículo 3 de la Constitución vigente.
La participación original de los ciudadanos debe ser el punto de partida. Dos diferencias fundamentales tiene la convocatoria hecha por el gobierno respecto a la Constituyente de 1940. Entonces, los Constituyentes dejaron claro que la patria quedaba dentro y los partidos fuera de los trabajos para la nueva Constitución. Ahora, por el contrario, y como en 1976, el partido comunista queda dentro mientras la nación permanece fuera. Entonces, los Constituyentes fueron electos, redactaron la Constitución de 1940 y solo luego se eligió por sufragio universal, y entre una pluralidad de candidatos, a los representantes y senadores al Congreso. En esta ocasión, los diputados fueron designados y votados mediante el sufragio censitario, no universal, y en el marco de una Constitución que se proponen derogar sin mandato expreso de quienes detentan la soberanía, de la que “dimana todo el poder del Estado”. Fueron electos por una Constitución y gobernarán, sin legitimidad alguna, dentro de otra.
Y si bien el Artículo 137 de la Constitución vigente de 1976 ―una Constitución que por cierto y a diferencia de la de 1940 nació bajo la tutela extranjera― le reconoce facultades a la Asamblea Nacional como órgano constituyente, es precisamente una potestad como esta, que refleja la pérdida de legitimidad creciente de los órganos de representación del Estado, la que impone la necesidad de una nueva Constitución que nazca del pleno ejercicio de la soberanía de los ciudadanos.
Con la Propuesta2020 que hoy presentamos, pretendemos que la convocatoria cerrada para redactar un anteproyecto de Constitución se convierta en una constituyente desde la ciudadanía, en la que todos los cubanos, en nuestra rica diversidad y pluralidad, podamos proponer qué y cómo queremos que sean las próximas reglas del juego de nuestra convivencia nacional.
¿Qué haremos en la Propuesta2020? Sostendremos conversaciones deliberativas con los ciudadanos a través de las Mesas de Iniciativa Constitucional en torno a la soberanía. Impulsaremos dos campañas: una demandando reformas electorales y otra demandando tanto la modificación del Artículo 5 de la Constitución como la ratificación de los Pactos de derechos humanos de las Naciones Unidas firmados por el gobierno cubano en 2008. Al mismo tiempo impulsaremos propuestas de ley en ámbitos importantes para la modernización de la sociedad civil cubana y promoveremos propuestas de cambio constitucional desde la misma sociedad civil. Finalmente invitaremos a líderes de opinión a que se animen a pensar en relación con la importancia de la narrativa constitucional para todos los cubanos.
Porque no es poca cosa lo que se define con una nueva Constitución. Y no todas las generaciones tienen la posibilidad, si se deciden a ejercer sus derechos, de decidir el rumbo de sus propias vidas, de sus derechos, oportunidades y opciones. Fundamental para nosotros, para que Cuba se convierta en el hogar nacional de todos los cubanos y para que tomemos definitivamente la senda de los países desarrollados. Antes de los recursos naturales, lo que necesitamos para satisfacer la ambición de convertirnos en un país del primer mundo tiene que ver con el tipo y la calidad de las instituciones que tengamos. Una Constitución es la institución de instituciones. De nuestra voluntad como ciudadanos depende si ella comienza a parecerse a nosotros o si sigue respondiendo a los intereses estrechos del partido único en Cuba. Que es como parecerse a un país que ya no existe: la ex Unión Soviética.
La Habana, 13 de junio de 2018
Roberto Diaz Vazquez
Vocero de la mesa de unidad de accion democratica.
MUAD
Presentación
El presidente de los Consejos de Estado y de Ministros expresó el pasado 2 de junio en la sesión extraordinaria de la Asamblea Nacional, a propósito de la convocatoria para el anteproyecto de nueva Constitución cubana, que en este proceso, y citamos, el pueblo es “órgano constituyente”.
Por primera vez en 78 años, los ciudadanos cubanos tenemos la oportunidad de hacer realidad esta capacidad de poder constituyente, si ejercemos nuestra soberanía autónoma, “de la cual dimana todo el poder del Estado”, según el Artículo 3 de la Constitución vigente.
La participación original de los ciudadanos debe ser el punto de partida. Dos diferencias fundamentales tiene la convocatoria hecha por el gobierno respecto a la Constituyente de 1940. Entonces, los Constituyentes dejaron claro que la patria quedaba dentro y los partidos fuera de los trabajos para la nueva Constitución. Ahora, por el contrario, y como en 1976, el partido comunista queda dentro mientras la nación permanece fuera. Entonces, los Constituyentes fueron electos, redactaron la Constitución de 1940 y solo luego se eligió por sufragio universal, y entre una pluralidad de candidatos, a los representantes y senadores al Congreso. En esta ocasión, los diputados fueron designados y votados mediante el sufragio censitario, no universal, y en el marco de una Constitución que se proponen derogar sin mandato expreso de quienes detentan la soberanía, de la que “dimana todo el poder del Estado”. Fueron electos por una Constitución y gobernarán, sin legitimidad alguna, dentro de otra.
Y si bien el Artículo 137 de la Constitución vigente de 1976 ―una Constitución que por cierto y a diferencia de la de 1940 nació bajo la tutela extranjera― le reconoce facultades a la Asamblea Nacional como órgano constituyente, es precisamente una potestad como esta, que refleja la pérdida de legitimidad creciente de los órganos de representación del Estado, la que impone la necesidad de una nueva Constitución que nazca del pleno ejercicio de la soberanía de los ciudadanos.
Con la Propuesta2020 que hoy presentamos, pretendemos que la convocatoria cerrada para redactar un anteproyecto de Constitución se convierta en una constituyente desde la ciudadanía, en la que todos los cubanos, en nuestra rica diversidad y pluralidad, podamos proponer qué y cómo queremos que sean las próximas reglas del juego de nuestra convivencia nacional.
¿Qué haremos en la Propuesta2020? Sostendremos conversaciones deliberativas con los ciudadanos a través de las Mesas de Iniciativa Constitucional en torno a la soberanía. Impulsaremos dos campañas: una demandando reformas electorales y otra demandando tanto la modificación del Artículo 5 de la Constitución como la ratificación de los Pactos de derechos humanos de las Naciones Unidas firmados por el gobierno cubano en 2008. Al mismo tiempo impulsaremos propuestas de ley en ámbitos importantes para la modernización de la sociedad civil cubana y promoveremos propuestas de cambio constitucional desde la misma sociedad civil. Finalmente invitaremos a líderes de opinión a que se animen a pensar en relación con la importancia de la narrativa constitucional para todos los cubanos.
Porque no es poca cosa lo que se define con una nueva Constitución. Y no todas las generaciones tienen la posibilidad, si se deciden a ejercer sus derechos, de decidir el rumbo de sus propias vidas, de sus derechos, oportunidades y opciones. Fundamental para nosotros, para que Cuba se convierta en el hogar nacional de todos los cubanos y para que tomemos definitivamente la senda de los países desarrollados. Antes de los recursos naturales, lo que necesitamos para satisfacer la ambición de convertirnos en un país del primer mundo tiene que ver con el tipo y la calidad de las instituciones que tengamos. Una Constitución es la institución de instituciones. De nuestra voluntad como ciudadanos depende si ella comienza a parecerse a nosotros o si sigue respondiendo a los intereses estrechos del partido único en Cuba. Que es como parecerse a un país que ya no existe: la ex Unión Soviética.
La Habana, 13 de junio de 2018
Roberto Diaz Vazquez
Vocero de la mesa de unidad de accion democratica.
MUAD
PROPUESTA2020 de MUAD para reformas a la Constitución Cubana

Mesa de Unidad de Acción Democrática
Propuesta2020
¿Qué es la Propuesta2020?
Es la iniciativa estratégica conjunta hasta el año 2020, entre la Mesa de Unidad de Acción Democrática (Muad) y la Plataforma #Otro18 (#Otro18).
¿En qué consiste?
En acciones múltiples integradas, eslabonadas dentro y hacia el campo legal y constitucional, para un proyecto de nación y de país inclusivo y democrático. ¿Cuál es nuestro reto?: la gobernabilidad democrática en una sociedad diversa, plural y moderna.
¿Cuál es su contexto?
Cuba se encuentra en transición desde el poder y en el poder, lo que inevitablemente está poniendo en primer plano la conversación institucional. En consonancia con esto, se hace necesaria una transición desde abajo y en la ciudadanía para que ambas transiciones concluyan en una democracia institucionalizada. Las condiciones están creadas para seguir esta ruta. La sociedad cubana se dinamiza y moderniza, y se hace cada vez más plural. Se abren paso por otro lado las desigualdades, la estratificación y la marginación sociales como resultado de unas reformas económicas tímidas, inconsistentes y sin integralidad que favorecen solo a una elite, frenan a las clases medias y desfavorecen a las mayorías sociales. Las demandas de inclusión y participación sin embargo crecen, en una ciudadanía plural sin canales apropiados de satisfacción a inquietudes y necesidades que reflejan profundos cambios de mentalidad, nuevas perspectivas y puntos de vista diversos, y que ve cómo se van perdiendo alcances sociales básicos en materias de educación y de salud. Estas demandas tienen ya su reflejo sostenido en el comportamiento electoral crítico de una creciente y sólida minoría ciudadana. En un sentido clave, la sociedad va por delante de la capacidad del Estado y del gobierno para garantizar las exigencias siglo XXI de los cubanos. Y a pesar de que el mundo se abre a Cuba para facilitarle su inserción y modernización, el gobierno sigue cerrándoles a los ciudadanos el desarrollo de sus potencialidades y capacidades para modernizar sus vidas y construir un país de bienestar compartido.
¿Por qué?
La respuesta sencilla es: porque al gobierno solo le interesa conservar el poder. La respuesta compleja: porque el instinto de conservación del poder esconde tres carencias: de visión de país, de enfoque de nación y de perspectiva de Estado. Debido a estas carencias, los ciudadanos estamos experimentando y confrontando una regresión social y política en contraste con el cambio generacional en el poder.
¿Qué está en juego?
La posibilidad de un proyecto de nación en el que todos quepamos, para reconstruir un país habitable por todos con una visión de Estado anclada en la modernidad y en la soberanía ciudadana.
¿Cuáles son los conceptos de la Propuesta2020 para afrontar los desafíos en juego?
Llevar a un nuevo nivel la conversación y la acción para un consenso constitucional por el cambio democrático desde la ley, a través de la ley y hacia el Estado de derecho, en diálogo con las nuevas narrativas de nación y de país que se animan dentro y fuera de Cuba, y profundizando la iniciativa estratégica de la ciudadanía. Las palabras claves dentro de estos conceptos son: derechos humanos, democratización, conversación, participación, ciudadanía, deliberación, ley y Constitución.
¿Qué acciones integradas y eslabonadas impulsará la Propuesta2020?
Esta conversación es importante y necesaria también con las narrativas de nación. La Muad promoverá en tal sentido una conversación intelectual con las diversas narrativas nacionales, que florecen dentro y fuera de Cuba, para tratar de entender qué nación somos, podemos y queremos los cubanos. El Centro Multidisciplinar de Análisis Estratégico (CEMAE) de la Muad habilitará un espacio para fomentar esta conversación. La Muad está convencida de que solo la democratización de las narrativas nacionales y la circulación creativa de ideas entre ellas hará posible completar un proyecto de nación, de país y de Estado históricamente pospuesto.
La Muad lo entiende así: un momento de transición como este exige visión estratégica, liderazgo compartido, un diseño institucional creíble y una arquitectura política consistente y sostenible. La Muad quiere y puede ser una voz institucional consolidada que devuelva las esperanzas a una nación, a un país y a una ciudadanía rotas y desgarradas.
El futuro está abierto.
Propuesta2020
¿Qué es la Propuesta2020?
Es la iniciativa estratégica conjunta hasta el año 2020, entre la Mesa de Unidad de Acción Democrática (Muad) y la Plataforma #Otro18 (#Otro18).
¿En qué consiste?
En acciones múltiples integradas, eslabonadas dentro y hacia el campo legal y constitucional, para un proyecto de nación y de país inclusivo y democrático. ¿Cuál es nuestro reto?: la gobernabilidad democrática en una sociedad diversa, plural y moderna.
¿Cuál es su contexto?
Cuba se encuentra en transición desde el poder y en el poder, lo que inevitablemente está poniendo en primer plano la conversación institucional. En consonancia con esto, se hace necesaria una transición desde abajo y en la ciudadanía para que ambas transiciones concluyan en una democracia institucionalizada. Las condiciones están creadas para seguir esta ruta. La sociedad cubana se dinamiza y moderniza, y se hace cada vez más plural. Se abren paso por otro lado las desigualdades, la estratificación y la marginación sociales como resultado de unas reformas económicas tímidas, inconsistentes y sin integralidad que favorecen solo a una elite, frenan a las clases medias y desfavorecen a las mayorías sociales. Las demandas de inclusión y participación sin embargo crecen, en una ciudadanía plural sin canales apropiados de satisfacción a inquietudes y necesidades que reflejan profundos cambios de mentalidad, nuevas perspectivas y puntos de vista diversos, y que ve cómo se van perdiendo alcances sociales básicos en materias de educación y de salud. Estas demandas tienen ya su reflejo sostenido en el comportamiento electoral crítico de una creciente y sólida minoría ciudadana. En un sentido clave, la sociedad va por delante de la capacidad del Estado y del gobierno para garantizar las exigencias siglo XXI de los cubanos. Y a pesar de que el mundo se abre a Cuba para facilitarle su inserción y modernización, el gobierno sigue cerrándoles a los ciudadanos el desarrollo de sus potencialidades y capacidades para modernizar sus vidas y construir un país de bienestar compartido.
¿Por qué?
La respuesta sencilla es: porque al gobierno solo le interesa conservar el poder. La respuesta compleja: porque el instinto de conservación del poder esconde tres carencias: de visión de país, de enfoque de nación y de perspectiva de Estado. Debido a estas carencias, los ciudadanos estamos experimentando y confrontando una regresión social y política en contraste con el cambio generacional en el poder.
¿Qué está en juego?
La posibilidad de un proyecto de nación en el que todos quepamos, para reconstruir un país habitable por todos con una visión de Estado anclada en la modernidad y en la soberanía ciudadana.
¿Cuáles son los conceptos de la Propuesta2020 para afrontar los desafíos en juego?
Llevar a un nuevo nivel la conversación y la acción para un consenso constitucional por el cambio democrático desde la ley, a través de la ley y hacia el Estado de derecho, en diálogo con las nuevas narrativas de nación y de país que se animan dentro y fuera de Cuba, y profundizando la iniciativa estratégica de la ciudadanía. Las palabras claves dentro de estos conceptos son: derechos humanos, democratización, conversación, participación, ciudadanía, deliberación, ley y Constitución.
¿Qué acciones integradas y eslabonadas impulsará la Propuesta2020?
- La difusión social de Todos Cabemos, el programa mínimo de la Muad, y de la Propuesta Global de la Plataforma #Otro18 que propone cambios al sistema electoral cubano.
- La creación de Gabinetes de Trabajo en la Muad con tres objetivos: profundizar el programa mínimo, proporcionar información para los distintos informes que se elaboren en materia de violación de la ley, de la Constitución vigente y de los derechos humanos, y promover proyectos en campos concretos con rango de ley o constitucional, en interacción primordial con la ciudadanía. Estos proyectos serán recogidos dentro de un Paquete de Iniciativas Legislativas que, con el apoyo de los ciudadanos, será presentado a la Asamblea Nacional.
- La socialización de las Mesas de Iniciativa Constitucional, a través de la Red de Líderes y Lideresas Comunitarios, para impulsar la conversación sobre temas fundamentales en materia legal y constitucional, proponer ideas a los Gabinetes de Trabajo y emplear las herramientas de la Muad para preparar a los Candidatos21.
- La recogida de firmas para el proyecto: Democracia Directa ya, que entre otras demandas propone la eliminación de las Comisiones de Candidatura y la elección directa del presidente o presidenta de la República.
- La creación del Fondo Social-Muad (Fs-M), con aportes voluntarios, principalmente de los integrantes de la Muad, para madres solteras en condición de precariedad y para mujeres víctimas de violencia que establezcan demanda judicial. Este Fondo será gestionado conjuntamente por la Plataforma Femenina y el Programa Capitán Tondike.
Esta conversación es importante y necesaria también con las narrativas de nación. La Muad promoverá en tal sentido una conversación intelectual con las diversas narrativas nacionales, que florecen dentro y fuera de Cuba, para tratar de entender qué nación somos, podemos y queremos los cubanos. El Centro Multidisciplinar de Análisis Estratégico (CEMAE) de la Muad habilitará un espacio para fomentar esta conversación. La Muad está convencida de que solo la democratización de las narrativas nacionales y la circulación creativa de ideas entre ellas hará posible completar un proyecto de nación, de país y de Estado históricamente pospuesto.
La Muad lo entiende así: un momento de transición como este exige visión estratégica, liderazgo compartido, un diseño institucional creíble y una arquitectura política consistente y sostenible. La Muad quiere y puede ser una voz institucional consolidada que devuelva las esperanzas a una nación, a un país y a una ciudadanía rotas y desgarradas.
El futuro está abierto.
Entrevista por Serafín Morán 9 de julio de 2017/
Interview by Serafín Morán on July 9, 2017
Another letter from a Cuban political prisoner to independent journalist Serafín Morán Santiago two days ago
Another letter from a Cuban political prisoner to Serafín Morán Santiago (July 7)
First of all, accept my greetings and hope that everything is going well with you, or at least as well as possible, since it is tough in the midst of so much of the repression injustice in our country.
Brother: On July 5th, I was taken to trial and was sentenced to 4 years, unjustly, because it was on account of what I think. But, I will not give up; no one is going to force me to change my way of thinking.
Let me tell you that the identification on the doors of the State Security car in which they took me it said it was an [illegible] Operative Unit; its license plate number was 2203. That of the two policemen who were in the car was 36006 and 29137…
When I got to the Popular Court on 100th Street and 33rd (in Marianao), the Political Police were in a private LADA whose license number was P030069. The two policemen from the Political Police that were in the car whose place read 965 were also there.
Another Political Prisoner came with me. He is at the same prison, San José, as I am. His name is Pablo Enrique Comero Romero; he was sentenced to 3 years on account of his ideas and his way of thinking.
These communists continue to violate Human Rights. But we are here, and we’re strong, and we will keep fighting for freedom for all Cubans.
LONG LIVE HUMAN RIGHTS!
Free the Political Prisoners!
LONG LIVE THE UNIÓN PATRIÓTICA (UNPACU) of Cuba
UNPACU
There’s nothing else: Reinier Rodríguez Mendoza
FREEDOM!
First of all, accept my greetings and hope that everything is going well with you, or at least as well as possible, since it is tough in the midst of so much of the repression injustice in our country.
Brother: On July 5th, I was taken to trial and was sentenced to 4 years, unjustly, because it was on account of what I think. But, I will not give up; no one is going to force me to change my way of thinking.
Let me tell you that the identification on the doors of the State Security car in which they took me it said it was an [illegible] Operative Unit; its license plate number was 2203. That of the two policemen who were in the car was 36006 and 29137…
When I got to the Popular Court on 100th Street and 33rd (in Marianao), the Political Police were in a private LADA whose license number was P030069. The two policemen from the Political Police that were in the car whose place read 965 were also there.
Another Political Prisoner came with me. He is at the same prison, San José, as I am. His name is Pablo Enrique Comero Romero; he was sentenced to 3 years on account of his ideas and his way of thinking.
These communists continue to violate Human Rights. But we are here, and we’re strong, and we will keep fighting for freedom for all Cubans.
LONG LIVE HUMAN RIGHTS!
Free the Political Prisoners!
LONG LIVE THE UNIÓN PATRIÓTICA (UNPACU) of Cuba
UNPACU
There’s nothing else: Reinier Rodríguez Mendoza
FREEDOM!
Letter from a Cuban political prison to independent journalist Serafín Morán Santiago, also in Cuba (from a few months ago)
Brother. First receive my greetings and wishes for everything to be going as well as possible for you, because I know it is very tough to be in the middle of so much repression and all the injustice that exist in our country...
Know that I am writing to you so you can know and perhaps let everyone know that this prison is getting worse by the day and human rights violations are a daily occurrence. Medical attention here, headed by medical services [illegible] is deplorable. Our nourishment is much worse. Discrimination, violence, and mistreatment at the hands of the guards are also a daily occurrence, especially the violence and repressions headed by Major Luis Pasqual Cabrera, Unit Chief; Jordi Vallán Tamayo, Chief of Internal Order of this disgusting prison....
But, no matter, though. I will not give in and will continue to fight so long as God helps me and gives me strength. But, what I need is for you to help me publish all my denunciations, so that Raul Castro, State Security, an other communists know that all the injustices that take place in this country and in this prison will be known the world round.
Don’t forget to include in those denunciations that three political prisons in this prison are in danger: Pablo Enrique Carrero Romero, Reinier Rodríguez Mendoza, and Yakelin Heredias Morales, a Lady in White who is currently being repressed and tortured by Marco and Antonio of the Political Police, and by Major Luis Pasqual Cabrera, the Unit Chief for this prison. They are keeping her in a storage room, suffocating her, and she has been on a hunger strike since May 19th due to the poor medical attention, violence, and repression in this prison. At this moment, Yakelin is in a poor mental state, and they are killing her psychologically in that storage room. These communist assassins want to kill us because we are a bother to them and represent this government’s weaknesses...
Believe me when I say the doctors who work in this prison don’t know anything about HIV/Aids. They are just recently graduated doctors; they are not even clinicians or specialists. They are just simple veterinary doctors...
There is a huge outbreak of tuberculosis in this prison. In addition, nothing has been down about the fact that all the prisoners here have low T cell counts (low immunity) and Hepatitis C (which is my situation). And you know why, due to the bad medical attention, and you know this is death sentence for those with HIV/Aids…
A greeting to all my brothers and sisters in our struggle…
LONG LIVE WITH HUMAN RIGHTS
FREEDOM FOR POLITICAL PRISONERS
LONG LIVE THE LADIES IN WHITE
Know that I am writing to you so you can know and perhaps let everyone know that this prison is getting worse by the day and human rights violations are a daily occurrence. Medical attention here, headed by medical services [illegible] is deplorable. Our nourishment is much worse. Discrimination, violence, and mistreatment at the hands of the guards are also a daily occurrence, especially the violence and repressions headed by Major Luis Pasqual Cabrera, Unit Chief; Jordi Vallán Tamayo, Chief of Internal Order of this disgusting prison....
But, no matter, though. I will not give in and will continue to fight so long as God helps me and gives me strength. But, what I need is for you to help me publish all my denunciations, so that Raul Castro, State Security, an other communists know that all the injustices that take place in this country and in this prison will be known the world round.
Don’t forget to include in those denunciations that three political prisons in this prison are in danger: Pablo Enrique Carrero Romero, Reinier Rodríguez Mendoza, and Yakelin Heredias Morales, a Lady in White who is currently being repressed and tortured by Marco and Antonio of the Political Police, and by Major Luis Pasqual Cabrera, the Unit Chief for this prison. They are keeping her in a storage room, suffocating her, and she has been on a hunger strike since May 19th due to the poor medical attention, violence, and repression in this prison. At this moment, Yakelin is in a poor mental state, and they are killing her psychologically in that storage room. These communist assassins want to kill us because we are a bother to them and represent this government’s weaknesses...
Believe me when I say the doctors who work in this prison don’t know anything about HIV/Aids. They are just recently graduated doctors; they are not even clinicians or specialists. They are just simple veterinary doctors...
There is a huge outbreak of tuberculosis in this prison. In addition, nothing has been down about the fact that all the prisoners here have low T cell counts (low immunity) and Hepatitis C (which is my situation). And you know why, due to the bad medical attention, and you know this is death sentence for those with HIV/Aids…
A greeting to all my brothers and sisters in our struggle…
LONG LIVE WITH HUMAN RIGHTS
FREEDOM FOR POLITICAL PRISONERS
LONG LIVE THE LADIES IN WHITE
Entérate: Cómo se aplican e interpretan los tratados de derechos humanos vigentes para Cuba
Posted on 13 de marzo de 2017 by Centro Cubalex
https://centrocubalex.com/2017/03/13/enterate-como-se-aplican-e-interpretan-los-tratados-de-derechos-humanos-vigentes-para-cuba/
El Estado cubano es parte en 6 de los 9 Tratados de las Convenciones Internacionales más importante en materia de derechos humanos. Ratificó en 1972 y 1980 respectivamente, los de eliminación de todas las formas de discriminación racial y contra la mujer; en 1991 1995, el de los Derechos del Niño y contra la tortura y otros tratos crueles, inhumanos y degradantes, en 2007, el de los derechos de las personas con Discapacidad y el de la protección de todas las personas de la desaparición forzada.
Además ratificó en 2001 y 2007 respectivamente, los protocolos facultativos sobre la intervención de niños en conflictos armados, sobre la venta de menores y utilización de estos en la prostitución y la pornografía, ambos complementarios a la Convención sobre los Derechos del Niño.
Todos estas Convenciones están vigentes para el país, pero no son de aplicación directa dentro del ordenamiento jurídico, ni los tribunales los tienen en cuenta a la hora de dictar sus fallos. La Constitución nacional no reconoce expresamente qué jerarquía tienen los tratados internacionales en los que el Estado cubano es parte, en el sistema legal interno. Supongamos que tienen el mismo rango de la Ley Primera. ¿Correrían la misma surte que está en relación a su aplicación e interpretación?
La ley suprema nacional tiene carácter eminentemente político. Los tribunales no pueden aplicarla ni interpretarla directamente. En otras palabras, en Cuba no existe jurisdicción constitucional. Los órganos con potestad legislativa, son los únicos autorizados a interpretarla, a través de la promulgación de leyes que amplían su contenido y son esas leyes, las que pueden ser objeto de interpretación judicial.
Significa que, los tribunales nacionales no tienen autorización para aplicar directamente los tratados internacionales y sólo los órganos con potestad legislativa pueden interpretarlos. En fin, necesitamos de leyes nacionales que desarrollen sus contenidos.
https://centrocubalex.com/2017/03/13/enterate-como-se-aplican-e-interpretan-los-tratados-de-derechos-humanos-vigentes-para-cuba/
El Estado cubano es parte en 6 de los 9 Tratados de las Convenciones Internacionales más importante en materia de derechos humanos. Ratificó en 1972 y 1980 respectivamente, los de eliminación de todas las formas de discriminación racial y contra la mujer; en 1991 1995, el de los Derechos del Niño y contra la tortura y otros tratos crueles, inhumanos y degradantes, en 2007, el de los derechos de las personas con Discapacidad y el de la protección de todas las personas de la desaparición forzada.
Además ratificó en 2001 y 2007 respectivamente, los protocolos facultativos sobre la intervención de niños en conflictos armados, sobre la venta de menores y utilización de estos en la prostitución y la pornografía, ambos complementarios a la Convención sobre los Derechos del Niño.
Todos estas Convenciones están vigentes para el país, pero no son de aplicación directa dentro del ordenamiento jurídico, ni los tribunales los tienen en cuenta a la hora de dictar sus fallos. La Constitución nacional no reconoce expresamente qué jerarquía tienen los tratados internacionales en los que el Estado cubano es parte, en el sistema legal interno. Supongamos que tienen el mismo rango de la Ley Primera. ¿Correrían la misma surte que está en relación a su aplicación e interpretación?
La ley suprema nacional tiene carácter eminentemente político. Los tribunales no pueden aplicarla ni interpretarla directamente. En otras palabras, en Cuba no existe jurisdicción constitucional. Los órganos con potestad legislativa, son los únicos autorizados a interpretarla, a través de la promulgación de leyes que amplían su contenido y son esas leyes, las que pueden ser objeto de interpretación judicial.
Significa que, los tribunales nacionales no tienen autorización para aplicar directamente los tratados internacionales y sólo los órganos con potestad legislativa pueden interpretarlos. En fin, necesitamos de leyes nacionales que desarrollen sus contenidos.